Business Email Compromise (BEC): el fraude silencioso que amenaza a las empresas en LATAM
- fernandagutierrez94
- 17 sept
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 18 sept
Imagine esta escena: un directivo recibe un correo urgente, firmado por su CEO. La instrucción es clara: transferir fondos a un proveedor estratégico, sin demora.

El mensaje está escrito en el mismo tono que usa el líder en sus comunicaciones habituales. No hay malware, no hay archivos adjuntos sospechosos. Solo palabras. Y con esas palabras, en cuestión de minutos, se pierden millones.
Ese es el poder del Business Email Compromise (BEC), también conocido como fraude por compromiso del correo electrónico. Una amenaza que no requiere sofisticación técnica, sino que aprovecha la vulnerabilidad más profunda de cualquier organización: la confianza humana.
Según el FBI, este tipo de ataque ha generado pérdidas que superan los miles de millones de dólares en la última década. En LATAM, donde las cadenas de suministro son extensas y los procesos financieros aún presentan brechas de
verificación, el riesgo se multiplica. Aquí no hablamos de firewalls ni de exploits, sino de manipulación psicológica con un objetivo claro: desviar recursos financieros con la complicidad involuntaria de quienes los gestionan.
El engaño invisible: cómo opera el BEC
El Business Email Compromise no busca infectar equipos ni bloquear sistemas. Su arma es más precisa: mensajes diseñados para convencer. Los atacantes investigan cuidadosamente a la organización, identifican a quienes tienen acceso a pagos o decisiones críticas, y construyen un escenario que se siente real.
Las tácticas son diversas: correos que simulan venir del CEO para pedir transferencias urgentes, facturas legítimas alteradas con nuevos datos bancarios, o solicitudes de proveedores que aparentan ser rutinarias. Todo con un denominador común: la presión del tiempo y la apariencia de autoridad.
En contextos corporativos latinoamericanos, donde las jerarquías pesan y la velocidad de respuesta marca la competitividad, el engaño encuentra terreno fértil.
El factor humano: la verdadera vulnerabilidad
El BEC no triunfa porque las tecnologías de defensa sean débiles, sino porque los atacantes entienden cómo pensamos. Saben explotar la urgencia, el respeto a la jerarquía y la confianza que se deposita en correos aparentemente legítimos.
Las víctimas predilectas del BEC son los llamados VAP (Very Attacked People): ejecutivos, responsables financieros, asistentes administrativos y proveedores externos. No siempre son los más visibles, pero sí quienes tienen las llaves de los procesos más críticos.
Aquí emerge la paradoja: las empresas invierten millones en infraestructura tecnológica, pero descuidan el entrenamiento y la preparación de quienes están en la primera línea de decisión. El resultado es predecible: la brecha no está en la red, sino en la bandeja de entrada.
El costo real del BEC
Reducir el Business Email Compromise a una pérdida financiera sería simplificarlo demasiado. Cuando una organización cae, el impacto se multiplica: la operación se detiene, la reputación se resquebraja y la confianza se desvanece.
Hablamos de transferencias millonarias que rara vez se recuperan, de contratos paralizados mientras se investiga el fraude, de inversionistas que dudan en seguir apostando por una compañía que fue engañada con un simple correo. Y todo esto sin contar la exposición a incumplimientos regulatorios o litigios derivados de controles internos deficientes.
En LATAM, donde los mecanismos de validación financiera aún no están totalmente maduros y la cultura de seguridad no siempre alcanza a los niveles más altos de decisión, el golpe suele ser aún más devastador.
Estrategias para enfrentar el BEC
No existe una fórmula única ni un software milagroso que neutralice el Business Email Compromise. Lo que sí existe es la posibilidad de construir una defensa integral, donde la tecnología, los procesos y las personas funcionen como un ecosistema de resiliencia.
La tecnología puede aportar capas esenciales: autenticación robusta de correos (DMARC, SPF, DKIM), monitoreo avanzado de mensajes y la integración con soluciones de prevención de fuga de datos (DLP). Pero la tecnología por sí sola no basta.
Los procesos deben evolucionar: validar por doble vía las transferencias, establecer canales claros de confirmación cuando se soliciten cambios bancarios, y diseñar protocolos que cuestionen las solicitudes urgentes fuera de lo habitual.
Y, sobre todo, está el componente humano. La capacitación constante, las simulaciones de ataque y el involucramiento activo de la alta dirección no son opcionales: son la diferencia entre resistir o caer. La defensa no es solo un asunto del área de TI, sino de toda la organización.
La misión es clara: Proteger a las personas, defender la data
Los firewalls y las soluciones perimetrales bloquean malware; pero el BEC se infiltra por la mente de quienes deciden. Proofpoint y Nubuss entienden esa realidad y actúan donde importa: en el eslabón humano. Nuestro de ciberseguridad centrada en las personas convierte a los Very Attacked Pepople en el foco de protección, no en el blanco más fácil.
Confiar en que sus barreras tecnológicas bastan, cuando el fraude apunta directo a sus líderes no es una opción viable.







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